Historia del autoclave
Desde los inicios de la humanidad el
hombre ha tenido conocimiento de la existencia de gérmenes patógenos, y ha
intentado eliminarlos fundamentalmente en todos los aspectos relacionados con
la preparación y conservación de los alimentos, ya que se estableció
inmediatamente su relación con la causa de muchas enfermedades.
Las
investigaciones de Pasteur y sus predecesores en la línea de experimentación
científica zanjaron definitivamente la disputa y permitieron establecer las
prácticas de asepsia.
Lister
publica en 1.867 sus "Principios de antisepsia en la práctica de la
cirugía", iniciando la aseptización del instrumental, las manos de
cirujanos y ayudantes y las ropas quirúrgicas, lo que redujo la mortalidad
desde el 45% al 9%. La relación entre los microorganismos y la infección se
establece hacia 1.878. El primer autoclave se fabrica en 1.879, se trataba de
un aparato portátil con 6
litros de capacidad calentado por alcohol.
El
concepto de valor esterilizador nace en 1.945, al publicarse la recopilación de
baremos de esterilización. En 1.960 se describe el término Fo que expresa el
tiempo de esterilización y en 1.962 se presenta la primera patente de ampollas
cultivables para control biológico.
De las tres grandes dificultades a las
que hubo que enfrentarse en los inicios de la cirugía, el dolor, la hemorragia
y la infección, las dos primeras han sido superadas, pero sin embargo, la
infección posquirúrgica, a pesar de los importantes adelantos, no ha podido ser
totalmente erradicada. En el inicio del siglo XIX, la incidencia de infección
quirúrgica era cercana al 90%. La implantación de medidas de asepsia y
antisepsia a finales de dicho siglo, tuvo como consecuencia una importante
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